CERCLE 5
ENTREVISTES/ENTREVISTAS/INTERVIEWS Jordi Alumà. 1992. Foto cortesía/ Photo by courtesy Jordi Alumà. Jordi Alumà nació a las seis de la mañana del día 26 de febrero de 1924, en una popular calle del centro de Barcelona, muy cerca del que entonces ya era uno de los teatros más antiguos de la ciudad, el Arnau. Había nevado profusamente en la ciudad: el tránsito estaba entorpecido y la ciudad, co- lapsada, algo de esperar en un lugar de clima amable y poco acostumbrado a tales situaciones atmosféricas. Se vivían tiempos de gran acaloramiento social y político. El amor por el arte le viene de casta. Su abuelo paterno era dibujante y litógrafo; el materno, un aburguesado escultor industrial; su padre, Josep Alumà, era pintor y reconocido cartelista, y su madre, a la que desafortunadamente no llegó a conocer por fallecer tras el parto con tan sólo 22 años, diseñaba piezas de orfebrería para su padre, el abuelo de Jordi Alumà. Fue precisamente su abuelo Alumà quien le legó una curiosa y encantadora afición en cuya práctica persevera Jordi Alumà: dejar al abrazo del viento frágiles cometas hechas a mano, evocando el anhelo de dejarse elevar por el aire en medio del espacio, hacia el infinito. Es por ello que su firma aún incorpora una pequeña forma icónica que alude a esta simbólica herencia. Una tarde de 1946, a la edad de 22 años, Jordi Alumà decidió hacerse socio del círculo artístico, que por aquel entonces tenía su sede en la emblemática Plaza de Cataluña y del que ya había socio su padre. El propio artista se considera perteneciente a una extinta generación de bohemios barceloneses. Inició sus estudios artísticos en 1937, junto al escultor Coscolla y en 1941 ingresó en los talleres de artesanía del Colegio Salesiano de Barcelona, donde se inició en la técnica del retablo, convirtiéndose en todo un referente internacional y trabajando sobre madera, práctica a la que se consagró hasta el año 2001, cuando el artista decidió optar por el papel japonés. Durante años, viajó por Europa y Estados Unidos ampliando su formación y en- riqueciendo sus contactos. Ejerció como profesor en la Escola de Llotja desde 1953 hasta 1989 y ha obtenido numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su vida. En la década de los sesenta, adoptó el figurativismo que más caracteriza su obra a nivel internacional adentrándose en la temática de las diferentes disciplinas olímpicas, por lo que su obra ha estado presente en gran cantidad de acontecimientos deportivos del más alto nivel. En el año 2000 recibió la Cruz de San Jordi, una de las máximas distinciones que otorga la Generalitat de Cataluña. Socio de Mérito del Reial Cercle Artístic de Barcelona «En mi alma sigue escondido el escultor»
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzgyNzA=