CERCLE 5

9 El pintor Jordi Alumà amb Juan Antonio Samaranch en 1973 El pintor Jordi Alumà con el presidente Juan Antonio Samaranch en 1973 The painter Jordi Alumà and Juan Antonio Samaranch in 1973 Insectos, deportistas, rostros aristados de mirada perdida, tejados,…han existido muchas figuras icónicas a lo largo de su vida Desde luego. Mi padre era un romántico y mi obra es resultado de una idealización. Procuro darle a mis cuadros un contenido poético, incluso en el deporte, donde la esbeltez de las figuras a veces las hace parecer algo afeminadas, lo cual me preocupa porque lo que en realidad me interesa es conseguir un estilo arquitectónico estilizado, diríase musical. Yo soy de la escuela italiana. Admiro a Piero della Francesca y a Modigliani, entre otros. Durante un tiempo pude formarme en la escuela de Fiesole, en Arezzo, donde tuve la suerte de tener como profesor a un fraile capuchino que era muy inteligente y supo educarme artísticamente. Muchas de sus obras se me antojan etéreas, oníricas,… ¿Adónde le transportan sus sueños? Al más allá diría. Siempre cuento con un punto de referencia con el que trabajo. Idealizo mucho y mis sueños siempre me transportan a tiempos pasados, frecuentemente en Italia. Entiendo que la culminación del arte tuvo lugar durante el Renacimiento. ¿Qué es lo que le atrajo del papel japonés? Estaba en Japón, en una exposición y accidentalmente entré en una tienda de papeles. Es algo maravilloso y se fabrican a mano desde hace siglos. Encontré uno cuya textura era similar a la de la superficie de un retablo pero sin su espesor, por lo que resultó ideal para trabajar. Cuando dejé los retablos podría decirse que me divorcié totalmente de la técnica para acceder a una pintura más creativa y vanguardista. ¿Qué le queda por hacer? Mientras mi abuelo, que murió a los 97 años, comía pan con chocolate, confesaba no haber conseguido hacer la obra más importante de su vida. Yo creoque de entre lasmiles de obras que he llegado a hacer a lo largo de mi existencia, hay una docena de pinturas que son muy valiosas para mí. Una de ellas pertenece al Comité Olímpico y otra de ellas representa una figura femenina con una libélula. Representa una joya art-déco que perteneció a mi madre, un pendentif con gran valor simbólico. ¿Qué le gustaría haber hecho y no ha conseguido? Escultura. En mi alma sigue escondido el escultor. Estuve como aprendiz durante tres meses con un escultor catalán llamado Coscolla, que tenía un carácter realmente irascible. Me di cuenta de lo mucho que me gustaba la escultura pese a que en su taller, y a consecuencia de su abrupta manera de ser, viví experiencias muy duras. ¿Qué le ha aportado la pintura? La pintura me ha permitido vivir muy bien y tener ilusión por casi todo, por el contacto humano, por abrir los ojos por la mañana y ver el sol,… ha sido una pasión que me ha ayudado y ayuda a vivir. ¿Cómo le gustaría que le recordaran? Como un pintor estilista apasionado, con una línea que diríase entre el cubismo y el románico. Disfruto pintando, soy un abnegado y una persona muy encerrada en mí misma pero aún así, abierto a los demás. Pero sobre todo, creo que es importante contar con el suficiente oficio como para después permitirte el lujo de despeinarte.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzgyNzA=