LIBRO CERCLE

27 D emuydiferentesmaneras, el Real CírculoArtísticodeBarcelona ha sabido, a lo largode su historia, relacionarse con su ciudad, abriendoconstantes víasdecolaboración, todasellasconducentesa la difusión ymejor comprensión de la dinámica propia del mundo ar- tístico contemporáneo. Su marcado eclecticismo ha permitido siem- pre la convivencia de estilos e ideologías muy diferentes, algo real- mente remarcable para una institución multidisciplinar y volcada en unabanico tanampliodeactividades, ademásde las artesplásticas. La literatura, bajo formade tertuliasopresentaciones, el cineclub, las artes escénicas o lamúsica no sonmás que unamuestra de la ince- sante labor dedifusión cultural que el RCAB ha venidodesarrollando desdesusorígenes, graciasa laencomiable labor tantodesuequipo directivocomodecadaunodesussocios, convertidos todosellosen auténticosmicromecenas e impulsores del motor social y cultural de la institución. Siempre abierta al público barcelonés, la entidad se ha hecho eco de todas lascorrientes y tendenciasartísticas internacionales, involu- crándosecon sensibilidad ydiplomaciaen todo tipodemanifestacio- nesculturales relacionadascon lahumanísticao laciencia, dadoque su vocación siempreha sido ladeenraizar en la vidade laspersonas que formanpartede laciudad, estableciendo todascuantasconexio- nes fueran necesarias en favor de su función primigenia –como pla- taformadedesarrollo y promociónde las artes y las humanidades– y su total incorporación dentro de la dinámica de Barcelona. Fue pre- cisamente ese carácter vital y extrovertido el que provocó en cierta medida su escisión en 1892, cuando un grupo algo menos liberal de socios decidiómontar el Círculo de Sant Lluc por considerar que el RCAB no debía acoger actividades lúdicas como bailes de gala, campeonatos deajedrez o juegos demesa. Mediante muestras, conferencias, mesas redondas, conciertos, cer- támenes, premios, actuaciones de teatro o sesiones de cine y ex- posiciones a lo largo de los años, la presencia del Círculo Artístico dentrode la vida social y cultural de laciudadha sidounaconstante, y algunas de sus iniciativas han llegado a alcanzar una gran signifi- cación, como por ejemplo, y tan sólo por citar algunas, el concurso organizado en 1931: Barcelona vista por sus artistas, gracias a lo cual los paisajes y rincones urbanos de la ciudad experimentaron un despertar como puntos de interés pictórico entre sus habitantes; la Exposición deArte deBarcelona , celebrada en 1918 o la exposición de desnudos de 1933 –todo un logro dentro de la puritana sociedad El Círculo yBarcelona

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