LLEI D'ART 3

22 el simplicismo simbólico recordar, sintetizar y transmitir la idea Análisis de una corriente artística de vanguardia Precedentes teóricos y artísticos Muchos estudiosos de la percepción piensan que aque- llo que es simple es más fácil de percibir por el ojo hu- mano que aquello complejo. De hecho, las formas más simples sintetizan la realidad, la reducen a elementos reconocibles, unen en dos o tres puntos los diversos aspectos de una realidad compleja. Pero, lo simple sin símbolo no tiene contenido, sé que da solamente en un elemento puramente formal “la forma y la figura son la disposición externa de las cosas” (Duns Escoto) (1) . En una disposición parecida acerca de la forma y el con- tenido Wasili Kandinski decía: “La forma sin contenido no constituye una mano, sino un guante vacío lleno de aire….” Para el simplicismo las formas pueden ser dispares. Un artista puede crear formas sencillas y otras un poco más complejas, pero tanto unas como otras deben te- ner contenido simbólico. Hablar de lo simple o lo complejo se nos antoja compli- cado en este momento de la actualidad, que pudiendo ser todo simple, el ser humano lo convierte en complejo. Vivimos en una época vertiginosa en la cual el individuo no se para a pensar por qué ocurren y pasan las cosas. Los contenidos humanos fallan, los valores también. Nos hemos dejado llevar por las apariencias de la rea- lidad, y si un objeto o una persona no nos gustan no nos detenemos a pensar que ese objeto fue hecho con todo el amor del mundo o esa persona tiene un conteni- do humano excepcional. Usamos y tiramos. Nada tiene valor, solo nuestra percepción subjetiva En un mundo de la opinión, opinamos sin saber, sólo por el hecho de opinar y nuestras vidas cada vez se vacían más de con- tenido como aquello que producimos. Acostumbrados a ver las formas como un elemento decorativo. Somos incapaces de valorar aquellas que producen un senti- miento en nuestro ser. Si hacemos un repaso a la historia. De aquellos tiem- pos en que lo simbólico era interpretado como men- sajes divinos, pasamos a otra época donde el artista mostraba aquello “ocultado” por medio de un símbolo reconocido e inserto a través de los tiempos en la me- moria colectiva. Lo simbólico servía para representar lo que no veíamos, pero percibíamos. Aunque aquello que percibimos, debemos reducirlo, recordarlo para poder transcribirlo.De esta manera podemos observar como la escultura antropomorfa griega (ver figura 1), se redu- cía a la mínima expresión para que su carga simbólica fuese interpretada por el espectador habido de dioses domésticos (2). No se trataba de representar al dios como en el período helénico, con toda su belleza, sino de concebir la idea que se tenía del mismo. “La imita- ción de una cosa cualquiera es despreciable…..Si un poeta no es capaz de imitar las realidades eternas, sino tan solo las variaciones del carácter humano, no puede haber lugar para él en una sociedad ideal, por exactas o fascinantes que sean sus representaciones”. (Ananda Comaraswamy). Para los griegos, los fenómenos se so- lucionaban, si se estaba bien con los dioses y si éstos estaban presentes en el mundo de los hombres, aun- que sólo fuese en imágenes. De la misma manera, la carga simbólica del Pantocra- tor provocaba más respeto que el esquematismo de sus formas (3). La reducción de los elementos forma- les obedecería a una mayor comprensión de la forma perimetral y su carga simbólica representaba el poder de Dios sobre el hombre. La manifestación de Dios en el Tiempo es lo que, a los ojos del Cristiano, asegura Fig.1:El Moscóforo. Museo de la Acrópolis. Atenas La simbología es algo que está impreso en la mente colectiva y se manifiesta de diferente manera en los distintos pueblos y culturas. Esta obra del período arcaico griego titulada “El Moscóforo griego” representa una figura tan simple como es un hombre con cordero. Pero esta figura ya la habían representado en un relieve del Palacio de Dario en Persépolis (en la cual el hombre iba a hacer un sacrificio a los dioses) y de ahí la extrajeron los griegos. Y de ella, a su vez, el arte bizantino se acopiaría de su simbología para representar la idea de El Buen Pastor. Vemos pues, como tres formas de arte de carácter simplicista fueron usadas en distintos momentos de la historia para explicar, con diferente simbología, la misma idea.

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