LLEI D'ART 3

23 la validez de las Imágenes y de los Símbolos (Mircea Elíade Imágenes y Símbolos) (4). Para el arte oriental, también simplicista como el ante- rior, el mundo se le aparece también formado por imá- genes transitorias, a través de las cuales se revela el juego de las fuerzas eternas (5). Ellos tienen la creencia de que todo en la naturaleza tiene vida y por lo tanto la vida y el alma de cada objeto han sido los fines de su pintura, más que la búsqueda de la forma física. Por lo tanto el objetivo de la pintura china es la transmisión poética al espectador (6). De tal forma, unen el vacío absoluto con un lenguaje abstracto que permite llegar a la esencia de las cosas. Intentan así traducir el sen- timiento, a la vez budista y taoista, de que las cosas no son sino idealidad, que todo lo concreto aparente no es más que la imagen de la in-permanencia, de la inconstancia universal. De esta manera, cuando pinta- mos aquello que recordamos acercándonos a la idea general de la formas, estamos creando una figura de la imagen mental que nosotros tenemos de la realidad. Filostrato el Viejo pensaba que la imaginación, era más sabia que la imitación (fantasía), porque la segunda se dedica sólo a lo que ha visto realmente, mientras que la primera representa también cosas que no ha visto (7). De todo lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que la idea del simplicismo engloba en el mismo, los ejemplos antes señalados y muchos otros por mencio- nar. La idea simplicista se basa, como podemos ver más adelante en la reducción de la forma y los con- tenidos en pro de un mejor recuerdo de los mismos a la hora de poder transcribirlos y también al tiempo de poder ser apreciados por el espectador. De esta manera se capta la apariencia más sencilla y simple de su estructura debido a que eso es lo que re- cordamos de la imagen real. Pero además le damos for- ma a esa imagen en función de nuestro proceso mental para definir la forma que queremos representar. Cómo definir el simplicismo simbólico El simplicismo puede ser abstracto o figurativo, no es partidista en los conceptos. Mondrian practicaba el sim- plicismo, aunque su forma de pintar la denominaran Neoplasticismo (ver figura 2) y como él, también hay muchos artistas que lo practican sin saberlo. Pero exis- te la tendencia desde que el hombre pinta. ¿Cómo po- demos denominar si no a esas figuras pintadas sobre un fondo infinito en las cavernas del Paleolítico? ¿De qué manera logramos describir (como hemos dicho antes) el arte antropomorfo griego o el arte Cristiano? Los símbolos expresados en el arte cristiano tienen una concepción abstracta, aunque el espacio perimetral se cierra como una figura, pero es una figura esquemática sobre un fondo plano. Lo mismo ocurre con los relieves celtas encontrados en Irlanda. Éstos son esquemáticos, del referente sólo conservan la línea perimetral, que nos hace pensar en el objeto copiado; sin embargo, y esto es importante, al igual que los anteriores, contienen un símbolo, reconocible por todos y el cual le da contenido a aquello que es esquemático. “La trascendencia del símbolo es la de un discurso que emana de otro…la trascendencia del símbolo es la figura”… (8). El símbo- lo permanece como algo hermético que hay que desci- frar, contiene unos valores plásticos que al ser forma- dos por imágenes, designan conceptos por separado que requieren de una serie de códigos preestablecidos para poder ser descifrados. Si partiéramos de las ideas gestálticas de Luquet o Pia- get, tenemos aquí una forma de representación que de- nomina “El realismo intelectual”, donde el espacio es el fondo en el cual los objetos se alinean unos junto a otros. El espacio convencional que los rodea no es el espacio real en que se mueven, sino el espacio simbó- lico del que depende el carácter representativo de los signos. Así pues, los conceptos (sencillo y complejo), insertos cada uno de ellos en la forma de concebir la vida y tam- bién el arte, forman parte la estructura de las formas, manifestándose en unas la simpleza y dominando en otras la complejidad. Pero ambos conceptos son relati- vos y de la misma manera, la sencillez, puede albergar una cierta complejidad. De cualquiera de las formas, el tema que nos ocupa en este escrito es la sencillez de las cosas y cómo manifestar ésta para una mejor com- prensión del espectador. Por lo tanto, comenzaremos haciendo una reflexión teórica de dicho concepto. Definimos como simple aquello que percibimos como una totalidad, como una aprehensión perimetral orde- nada del objeto. “…Pues cuando las cosas están dis- puestas de tal modo que al sernos representadas por Fig. 2. Piet Mondrian.

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