LLEI D'ART 3
Introducción al número Φ Desde el punto de vista geométrico, el segmen- to áureo representa la media proporcional entre el segmento que se ha dividido en dos y el segmento más pequeño resultante de ésta división, es decir: Donde x es el segmento áureo. El mismo diseño del Partenón de Atenas contiene rectángulos que se basan en Φ . Mirándolo desde el punto de vista del cálculo, Φ que coincide con la solución positiva de la ecuación x 2 -x-1=0 . Fibonacci describió la sucesión que lleva su nom- bre como la solución a un problema de cría de co- nejos, cito, textualmente, “Cierto hombre tenía una pareja de conejos juntos en un lugar cerrado y uno desea saber cuántos son creados a partir de este par en un año cuando es su naturaleza parir otro par en un simple mes, y en el segundo mes los nacidos parir también” Aunque fue Édouard Lucas quien descubrió todas las propiedades de la conocida sucesión, le puso el nombre de su principal descubridor. Para escla- recer el concepto, la sucesión de Fibonacci es tan 94 el número de oro Ver un mundo en un grano de arena Y un cielo en una flor silvestre Tener el infinito en la palma de la mano Y la eternidad en una hora. William Blake simple como que cualquier número es resultado de la suma de los dos anteriores, lo cual, matemática- mente se representa de esta manera: Donde, si nos damos cuenta y nos fijamos bien, si se dividen dos números consecutivos, el más gran- de en el numerador y el menor en el denominador, obtenemos una aproximación del número Φ , que será más exacta a medida que aumentan los tér- minos de la sucesión. Pero no voy a recrearme en el sentido técnico ni matemático del número phi, sino que analizaré sus connotaciones artísticas, es decir, para qué y cómo se aplica en el arte, y cómo lo han utilizado los más grandes de todos los tiempos. Ya se pone de manifiesto en los seres vivos, como bien se aprecia en la espiral que forma la concha del nautilus emperador (Nautilus pompilius) don- de nos encontramos con la proporción Φ . Y éste sólo es un pequeño ejemplo, ya que la proporción áurea se extiende hasta el infinito en la naturaleza, y, qué mejor que imitar a la madre naturaleza en el arte, buscando conseguir en la creación de las obras la proporción perfecta. Las pirámides, las catedrales góticas o el cuerpo humano, son ejemplos de la aplicación de la pro- porción “divina”, como muchos han considerado. Φ Un interesante acercamiento a la proporción áurea, la enigmática fórmula que rige el arte
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