LLEI D'ART 4

8 LLEI D’ART P: Desde sectores muy concretos, parece engendrarse un movimiento que se me antoja una feroz crítica a la abs- tracción en el arte, o a la manipulación del arte moderno a través de la abstracción. ¿Hasta qué punto la disyuntiva entre abstracción y figuración ha intervenido en la evolu- ción del arte? R: El problema está en quien decide que una cosa es de fácil lectura o no, o que es o no retrógrada. No podemos dividir el arte entre abstracción o figuración. El arte llamado contemporáneo ha tenido que ser impuesto a un público a quien no le interesaba. El problema no es si es bueno o no; es que interese o no. Pasan años y la gente sigue sin en- tender y sin gustarle lo que anteriormente tampoco le había gustado. El arte figurativo es tan contemporáneo como el resto, pero ahora resulta que, desde que yo lo defiendo, se dice que excluyo la abstracción. Creo que es una manipu- lación total. Ha sido la abstracción la que ha marginado al figurativo. Hay mucho artista aficionado. Sólo porque alguien dibuje más o menos bien, no vamos a hacerle una exposición. El tiempo pasa. Al cabo de 100 años de abstracción creo que vale la pena plantearse que el arte contemporáneo quizás pueda emprender nuevos caminos, más novedosos. Pero la figuración nunca se ha abandonado. En España hemos tenido y tenemos grandes artistas. Por ejemplo, en escultura, que me interesa mucho más que la pintura, ha habido legiones de escultores figurativos en el siglo XX. El problema –insisto-, es que se ha considerado como arte contemporáneo la abstracción. Y la abstracción ya ha dado de sí todo lo que ha podido dar. Es caduca. La mancha ha alcanzado su máximo grado. Ya se ha hecho de todo, de todos los colores y con todas las formas. Ya no hay más. Pero el arte sigue. El arte contemporáneo del siglo XXI de- berá ser también diferente del arte del siglo XX. Mi objetivo principal es el de dignificar a algunos artistas ac- tuales que han sido sistemáticamente excluidos de lo que una “élite” considera exclusivo del arte contemporáneo, cuando ellos también lo representan. El concepto moderno es, simplemente, lo último. A medida que pasa el tiempo, el concepto moderno también cambia. No podemos seguir viviendo a costa de Miró o Picasso. Ellos ya son clásicos. P: Algunas de las obras seleccionadas conllevan, en sí, mensajes tan profundos que, en cierto modo, podríamos también clasificar como ininteligibles para muchos, o bien, de difícil lectura, pese a la claridad de la forma. Los mismos premios otorgados por la fundación, o inclu- so gran parte de las obras seleccionadas o prestigiadas con menciones de honor, han ido recayendo, edición tras edición, en obras que –si bien figurativas- han evoluciona- do significativamente, tanto en forma como en simbolismo e impacto visual. Ello nos hace pensar en una dinámica evolución del figurativo. ¿Hacia dónde? ¿De qué modo podemos evaluar esa evolución, por su carácter innova- dor y aportación o quizás por la capacidad de sorprender a un público tan vapuleado ya con trasgresiones brutales y carentes de toda calidad, que se muestra especialmente receptivo ante impactos revulsivos, pero estéticos y reple- tos de mensaje? ¿Dónde podríamos fijar el límite y bajo qué criterios se rige el jurado, integrado por figuras muy representativas y pres- tigiosas del mundo del arte en todas sus vertientes, ¿Hasta qué punto se destruye la creación cuando un artista capta hábilmente el gusto de un jurado e insiste en una misma línea con el fin de conseguir el premio? R: El arte siempre evoluciona. No creo que haya una es- cuela de arte figurativo. La época moderna se caracteriza por una desandada global. Sí que es evidente que la impo- sición del abstracto ha traído como reacción que el arte fi- gurativo evolucione hacia un realismo exagerado. Clara re- acción contra la dictadura de la abstracción de tantos años. Imagino que se irá moderando hacia una nueva figuración. Creo que es una situación temporal, hasta la normalización de la figuración. No existe una evolución colectiva, sino in- dividualizada. Creo que el público está siempre preparado para el cam- bio. El artista hace su arte para el pueblo. Es el arte el que ha de captar e interpretar el sentido. Si es o no entendido, no es culpa de la gente. Con respecto al tema del jurado, siempre es complicado. Cada uno de los diez integrantes ve la obra de arte de una forma. El proceso de selección del concurso es curioso. Tres días enteros deliberando, analizando pieza por pieza. Muchos puntos de vista distintos garantizan que la obra que se va seleccionando haya superado con éxito distin- tos y variados parámetros. El proceso es aleatorio. Cada obra se muestra de forma anónima. Finalmente, sobre los últimos 30 cuadros se discute mucho, y al final hay una votación, o no acabaríamos nunca, ya que por consenso o unanimidad es muy difícil llegar a un fallo. La conducta viciosa de algunos artistas se da, y es lícito. Es un concurso abierto. Si alguien tiene suficiente psicolo- gía como para adivinar los gustos del jurado y conseguir su aplauso, me parece bien. El jurado no ve las formas. El mérito del concurso es que durante medio año los artistas deben realizar una obra pensada por y para ello. De este Parte de la extensa colección de escultura moderna (siglo XX), que albergará el futuro Museo Europeo de Arte Moderno de la Fundación de las Artes y los Artistas.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzgyNzA=