LLEI D'ART 4
96 LLEI D’ART identidad con el modelo real. Sin embargo en muchas ocasiones, sólo la materia ya es en sí el propio objeto del engaño, que busca confundir al observador entre la naturaleza real del objeto y su representación. Mu- chas esculturas romanas esculpidas en piedra eran pa- tinadas imitando bronce, texturas marmóreas o incluso brechas y resquebrajamientos que ayudaban a ubicar mentalmente la pieza en un entorno mucho más antiguo de aquel en que fue concebida. Tras la conquista y la evolución de la representación de la perspectiva, la relación entre el espacio real y el pictórico ha llegado a confundirse, albergando en el observador una especie de ilusión de continuidad, una unión entre observador y observado, que da lugar al nacimiento de un interesante juego intelectual sobre la triple espacialidad: la del observador, la de la superficie del cuadro y la de la refiguración pictórica, que puede dar lugar a muy distintas soluciones, englobando en la superficie del cuadro elementos que forman parte del espacio real, y penetrando en el espacio, que de este modo se abre más allá de la superficie pictórica. Es, en suma, la pintura, representándose a sí misma, la mayor de las alegorías del artificio. A veces, como suce- de en la obra “ Escapando a la crítica ” (1874), del artista español Pere Borrell del Caso e imagen insignia de la esplendida muestra que bajo el título original “ Inganni ad Arte ” clausuró recientemente el Palazzo Strozzi, es la propia figura la que reta la percepción, escapando del espacio pictórico para acceder al del observador. Fantasía lúdica, ciencia de la percepción, virtuosismo técnico, autorretrato de una ilusión o gran talento artísti- co, son algunos de los bastiones sobre los que se sus- tenta el trampantojo para engañar la impresión y mos- trar la precariedad y ambigüedad de las apariencias, e incluso del propio conocimiento racional. El declive de la vocación mimética de la pintura, iniciado con el Romanticismo, plantea una nueva reflexión, hábilmente aprovechada por el avispado trampantojo, en torno a la naturaleza y función de la pintura. La propia polémica suscitada por la validez del engaño pictórico se había convertido en la más rotunda de sus reafirmaciones. Como sirena hechizante de las más diversas expresio- nes artísticas, el trampantojo también impregnó de fal- sas realidades la arquitectura, que al incorporarlo, se hace más grandiosa y monumental. La pintura mural permite abrir esperanzadoras puertas a los muros más impenetrables, prolongando pasadizos y galerías hasta horizontes sólo imaginados por el autor, en un desplie- gue acrobático de impresionante efecto visual, enga- ñando a los sentidos. “La ciencia alimenta el alma, del arte bebemos ilusio- nes y en la cocina investigamos nuestros límites. Ferrán Adrià Agradecemos la colaboración y cortesía de Sue Bond P.R (London) en la elaboración de este artículo, así como en la cesión de gran parte de las imágenes que lo ilustran. (1) M.L. d’Otrange Mastai: Illusion in Art. Trompe l’oeil. A History of pictorial illusionism, Abaris Books, New York, 1975. (2) J.J. Martín González. Revista virtual de la Fundación Universitaria Española. El arte del mimetismo. Performance mímica callejera. El autor centra la atención en su perfecta adaptación volumétrica y cromática con el escenario. Una forma actualizada y diferente de engañar al ojo humano. Foto Casadevall ©.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NzgyNzA=