LLEI D'ART 5
presentación El espíritu, entendido como ese vigor innato que alienta y fortifica para obrar, identifica poderosamente al individuo animal, sea cual sea su especie. Invoca aspectos tales como el valor, el brío, la capacidad de esfuerzo, el tesón, o incluso el ingenio. La espiritualidad, sin embargo, surge en el escenario ataviada de doctrina universal, a todas luces tan imprevisible como refutable, y comportando un serio cuestionamiento del que suele costar salir airoso. Involucra hechos pasados y compromete seriamente el futuro, enriqueciendo el tránsito por la vida o torturando la existencia. En su forma más pura, requiere indefectiblemente de la consciencia, y hurga en lo trascendental, del mismo modo que lo busca hacer el arte cuando éste alcanza sus más altas cotas de expresión de la inquietud humana. Y puesto que la esencia del espíritu, y del alma, es la libertad, el arte luce una vez más su exquisita singularidad y ejercita su pleno derecho a ella, gestando nuevas formas de comunicación con lo incorpóreo, estableciendo vínculos no inven- tados, sólo sugeridos, y abriendo puertas al desasosiego inherente al ser humano. Este número que hoy presentamos rinde homenaje a este exhorto a la conciencia cuya observancia proyecta al hombre a horizontes donde todo tiende naturalmente al equilibrio de fuerzas. Al fin y al cabo, la espiritualidad no tiene por qué ser dogmática y un excelente ejemplo de ello nos lo muestra la obra de Gustave-Mario Sepulcre, uno de cuyos magistrales lienzos ilustra nuestra portada. Un trabajo refinado, inquietante, y un tanto turbador en su dis- curso, que nos ofrece una jugosa conspiración contra la materialidad. Toda una apología del misticismo moderno. Luisa Noriega Directora ESPÍRITU Y ESPIRITUALIDAD “El purgatorio”. Gustave-Mario Sepulcre. Óleo sobre lienzo. 130 x 162 cm. 5
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