LLEI D'ART 8
presentación Existen, para el deleite de algunos pocos, grandes virtuosos de la recreación de atmósferas capaces de provocar un entretejido de sentimientos encontrados de sublime placer y temor subyacente. La armonía en la prosecución de esta delicada dualidad gesta la grandeza de una representación o composición artística. La experiencia de todo lo sublime es personal e intransferible. En el misterio de lo no explícito acecha el temor a lo desconocido, a todo aquello que no se puede expresar, pero que es condición tácita de toda gran obra de arte. Es ahí y entonces cuando el silencio impregna los intersticios de la aprehensión, posibilitando la asimilación de lo que quedó por expresar y consumando el vínculo. Es por tanto que una perfección técnica lo suficientemente acreditada y solvente como para reproducir o incluso ensalzar lo que ya de por sí es bello, puede ser candidata a guarecer una experiencia espiritual, al ser contemplada. El miedo inherente a toda penuria, a esa aparentemente discordante complacencia de la aflicción, la congoja o el desconsuelo, recrea una experiencia sublime, marcada por el temor a lo desconocido, a todo aquello que queda fuera de nuestro alcance y reside en terrenos empíreos. El buen arte alivia la angustia del alma, intensificando el poder de la estética sin quedar por ello desarmado en su manifiesto. Y es así como acontece y debería seguir acon- teciendo. Es misión de toda obra de arte el no renunciar a lograr la reconciliación entre discurso y sensibilidad, alma y razón, apariencia y esencia. Y esta armonía no es estática, sino que se transforma con el tiempo, incorporando significados, recordándonos la perdurabilidad de lo tangible y la trascendencia de lo espiritual. Luisa Noriega Directora 3 LA EXPERIENCIA EMPÍREA “La opresión de Berta” Jordi Díaz-Alamà Óleo sobre lienzo. 200 x 100 cm.
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