Cuatro líneas acerca del noble oficio de escribir
Generación de contenidos originales e inéditos, tanto editoriales como gráficos. Transmítanos la idea y le daremos forma literaria. Tenemos mucha experiencia escribiendo textos perfectamente adecuados a un tipo de publicación determinado. Ya se trate de un artículo periodístico, una redacción creativa con fines publicitarios (copywriting), una semblanza, un texto crítico, un relato corto,... o la historia de su vida. Conocemos bien el poder de las palabras. Los contenidos, en muchos casos, han de ser directos y concisos, capaces de mantener el entusiasmo del lector hasta el final del comunicado.
Sea cual sea el tipo de texto a generar, no se trata de escribir por escribir, sino de utilizar las palabras, las frases justas y necesarias para aportar toda la información que queremos transmitir de un modo inteligible y ameno. Pero ante todo, el texto debe llegar y tocar el tejido emocional de quien lo lea. Una delicada combinación entre arte y técnica. El lenguaje da forma al pensamiento, de igual modo que el cincel labra la piedra.
Ortega y Gasset decía que el escribir es una disciplina que requiere de conocimientos, voluntad y espontaneidad, pero sobre todo, de mucha honradez intelectual. Y es cierto. Porque escribir bien es algo que sale del alma. Engarzar ideas o pensamientos, combinar con cierta armonía los conceptos y estructurarlos para cargarlos de significación, son factores que hay que tener muy en cuenta. Un texto capaz de transmitir con claridad y belleza lo que pretende es persuasivo y se convierte en un poderoso recurso de comunicación.
Las emociones y sensaciones que genera la contemplación de una espléndida pintura o imagen fotográfica, por ejemplo, quedan flotando en un plano incierto, ambiguo o impreciso. La palabra en estos casos puede manejar la idea y completar el mensaje: valerse del idioma sin retorcerlo, sin imposturas y con grandes dosis de pundonor.
