Libros-catálogo

El libro-catálogo como especialidad editorial

Un libro-catálogo de arte o un catálogo razonado, es una obra editorial que recopila toda o una parte de la producción artística de una persona, o de un grupo de personas. Puede tratarse de una obra especialmente creada con motivo de una exposición o muestra, o bien de una publicación que recoja toda la producción de un artista, perfectamente ordenada según cronología, tipo de trabajo o etapa dentro del proceso de evolución artístico propio de todo creador. Cada edición es una creación única en su diseño y concepción.

Se trata de un producto editorial muy especializado que requiere de buenas competencias profesionales. Debe ser una leal y cuidadosa representación de la obra original y estar perfectamente estructurado dado su carácter «educativo», aportando las justas y necesarias explicaciones o razonamientos que complementen el mensaje visual.

Contar con un buen catálogo, profesional, actualizado y cuidadosamente editado, es una de las herramientas esenciales que requiere un artista para dar a conocer su trabajo y conseguir la atención de posibles interesados en su obra y estilo. Es la mejor manera de que la imagen de la obra de un artista persista en la mente de las personas.

Debe ser conciso y claro, evitando repeticiones o datos que a nadie interesan. Todo aquello que no aporte información útil o relevante, sobra. Actualmente vivimos inmersos en un océano informativo y, en consecuencia, el tiempo que el público suele dedicar a la lectura de un texto es cada vez menor. Por ello, los redactores de contenidos especializados saben bien lo que deben de hacer: mostrar lo que el lector busca y evitar lo que no le interesa. Y en el caso de un libro-catálogo, que no deja de formar parte inherente de la propia obra, también ha de ser bello en sus formas.

Y es que un buen catálogo no se limita a mostrar las obras. Un catálogo profesional complementa el elemento visual con explicaciones de naturaleza técnica, críticas y relatos o textos líricos que faciliten la comprensión del lenguaje artístico empleado. Podríamos decir que un buen catálogo ayuda a hacer visible lo invisible, acompañando al espectador –y al ahora también lector– en la comprensión de la obra. No hay que olvidar que los buenos catálogos, debidamente acompañados de sus textos, suelen ser material esencial para estudiosos e investigadores. Los críticos de arte suelen publicar más notas en prensa especializada cuando tienen acceso al libro-catálogo del artista, máxime cuando los textos son aportación de profesionales distintos al propio autor de la obra plástica. Este aspecto es importante tenerlo en cuenta porque muchos de los escritos que acompañan la obra de un artista y que han salido de su propia pluma, suenan jactanciosos, utilizan un lenguaje poco apropiado, ininteligible y frecuentemente desviado de la información que realmente debería aportar, insistiendo –por el contrario– en aspectos tan estériles como contraproducentes.

Un buen libro-catálogo es, en realidad, una exposición más o menos conceptual que se hace llegar a quienes de otra manera jamás podrían llegar a conocer la obra de un artista. Mientras que la adquisición de una obra de arte suele –por motivos obvios–  quedar restringida a un sector de público muy acotado, la difusión de un catálogo permite la circulación y puesta en conocimiento de la obra de un autor en un target de público potencialmente enorme, y ello contribuye a poner en valor al artista y ayudarle a mejorar su imagen y cotización.

Casi todas las buenas publicaciones de arte son cada vez más objeto de culto por parte de eruditos, coleccionistas, profesionales, diseñadores, ilustradores, críticos y bibliófilos. Trascienden el tiempo y el espacio para convertirse en legado artístico por sí mismos, algo que cobra especial importancia en el caso de obras que, tras haber sido adquiridas y entrar a formar parte de colecciones privadas, difícilmente podrán ser conocidas.

Los libros-catálogo son uno de los géneros editoriales más codiciados por las bibliotecas, porque son necesarios como instrumentos de catalogación y legitimización de las obras de un artista.
Pero además, no debemos olvidar la repercusión de contar con un buen libro-catálogo en constante actualización (perfectamente factible mediante nuestros catálogos digitales). Todas las bibliotecas de España nos solicitan ejemplares de nuestros catálogos, porque se constituyen como única e importante reseña y autentificación de una obra de arte. Toda obra reseñada, y por tanto registrada, en un libro-catálogo autorizado por su autor, legitima la obra y hace que ésta adquiera automáticamente un mayor valor de mercado.  Es por ello que nuestros libros-catálogo (también los digitales) son depositados en la práctica totalidad de las bibliotecas del país, como prueba fehaciente de una autoría.

Un buen catálogo digital requiere de una edición cuidadosa, adaptando la resolución y formato de las imágenes para que, sin perder un ápice de su calidad, puedan ser rápida y fácilmente visualizables desde cualquier tipo de dispositivo o navegador.

Resulta curioso comprobar que incluso en tiempos de crisis económica, las revistas especializadas y los catálogos que se han seguido haciendo han sido de mucha más calidad. Probablemente porque resulta obvio el hecho de que una buena publicación, bien difundida mediante las valiosas herramientas que actualmente brinda el marketing editorial digital, permite una mayor circulación y reconocimiento de la información y obra de un artista.

De ahí que el libro-catálogo requiera de un trabajo tan minucioso y profesional, porque desempeña un papel crucial en el desarrollo de un proceso creativo: complementa información, traduce otra, articula fragmentos, identifica y muestra hilos conductores dentro de las colecciones pero, además, permite que todo aquel que se muestre interesado en la obra de un artista pueda llevarse un pedazo de ella, bajo la forma de una publicación digital o impresa. Lo crucial es la permanencia, ese es el mejor legado.